viernes, 15 de febrero de 2008

Una noche cultural


Las actividades sociales de los prometidos suele aumentar de forma exponencial hasta la misma semana de los esponsales y por esta razón buscan sus momentos de relax acudiendo a eventos artísticos para el deleite de su espíritu.

Pero cuando todos los fotógrafos del corazón los buscaban en la inauguración de la opera Orlando de George Frederick Handel para contemplarlos embelesados escuchando los versos de amor que dedica Orlando a Angélica :

Hazme combatir
a monstruos y gigantes,
si quieres nuevos trofeos
de mi valor

Derribar murallas,
deshacer hechizos,
si quieres que me jacte
de darte pruebas de amor.


Nuestra pareja estaba escuchando otros versos, pero con una métrica muy distinta, como los que dedica la Sra Lovett al "bueno" del Sr. Todd

Usted y yo, señor T.,
podríamos estar solos...

...en una casa y seríamos
casi dueños del mar...

Lo que diga.

¿No sería espléndido?

Piense en cuán cómodo se estará
bajo nuestro tejadillo...

...cuando sólo sea usted y yo
y el Canal Inglés.

En nuestro acogedor retiro,
todo limpio y ordenado.

Podremos estar con amigos cada viernes.

En el mar.

¿No le gusta el clima
al lado del mar?

Envejeceremos juntos en la costa.

¡Al lado del hermoso mar!

Será tan tranquilo que, ¿quién
vendrá excepto una gaviota de mar?

No deberíamos intentarlo, sin embargo,
hasta que sea legal, para dos.

Pero una boda en la costa
podría ser elaborada...

...mi arrugada ropa de cama legitimada.

Mis párpados se agitarán,
me convertiré en manteca...

...cuando diga "Sí, quiero".

Ahí, en el mar.

Apropiadamente casada,
al lado del mar.

¡Traigan su picadora a la costa...

...al hermoso mar!


No sabemos si por puro entretenimiento, por practicar inglés para su viaje de novios o buscando ideas en la obra de Sondheim para su enlace, lo cierto es que pudieron disfrutar de una particular boda aunque fuera en la ficción.




(Desde la redacción del Rincón de Zoidberg, les deseamos un final diferente al de la pelicula :-) )

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